Las Ukemi y los Niños


Para una sana práctica los deportistas, en lo primero que deben ser educados es en las UKEMI, que es la Acción de re-accionar manteniendo la integridad física ante una eventual e imprevista situación en la que el cuerpo impacta contra el suelo, luego de una súbita perdida de equilibrio y apoyo. Esta es la primer defensa personal que el judoka aprende, ya que el practicante debe convivir continuamente; mientras entrena; con la intencón de sus compañeros de derribarlo, esto con el tiempo se convierte en un seguro de integridad física ya que cualquiera esta expuesto a tropezones y caídas, ya sea en la vida cotidiana o practicando cualquier deporte.

Aprender a caer sin sufrir daños, es la primer enseñanza filosófica que el judoka aprende a través del propio cuerpo, para ser un buen ganador, primero debo saber ser un excelente perdedor. El judo se aprende cayendo e incorporando el hábito de ponerse de pie luego de cada caída, no importa cuantas veces caes, sino cuantas veces te levantas, es fácil advertir la singular similitud que esto tiene con la vida misma. “Yo tengo cinturón rojo y blanco porque he caído muchas veces” dijo en una oportunidad el sensei Yoriyuki Yamamoto; 9vo. Dan;  (1933-2011).

La práctica de ukemi da conciencia sobre la ubicación del centro de gravedad en el propio cuerpo; en los otros lo percibiremos a través de la lucha; esto con el tiempo conduce a una clara comprensión propioceptiva de centro y ubicación del mismo, este aprendizaje psicomotriz con el avance madurativo del niño, se traslada al eje socomotriz consolidando una persona centrada y ubicada.

El niño se desarrolla cognitivamente a través de la expresión motriz, para lo cual experimenta todo tipo de actividades físicas buscando saciar sus necesidades sociales, biológicas, espirituales y afectivas, a menudo los vemos inmiscuidos en juegos donde el riego de caer deliberadamente atraído por la fuerza gravitatoria esta claramente presente, es por ello que incorporar en su caudal de habilidades y destrezas una mecánica que lo proteja de los golpes ocasionados por una mala caída, es en si mismo un seguro de integridad física. El ukemi no es ajeno al niño, caer relajado y no dar en el suelo con ninguna parte rígida, conforma el caudal de reflejos arcaicos del infante, si somos observadores, podremos apreciar, que el aprendizaje de la marcha; uno de los conocimiento motores más complejos que aprende el ser humano en el hombre; es una actividad que compromete infinidad de caídas y golpes, el niño cae y nos sorprende incorporándose sin haber sufrido ningún daño, este reflejo de integridad, con el tiempo se va perdiendo, el hombre en su avance madurativo, se va poniendo mas rígido y pierde flexivilidad, a medida que su centro gravitacional se aleja del suelo, cada vez frecuenta menos el suelo para sus quehaceres, al sentir un equilibrio inestable es dominado por el reflejo de Moro, que le cierra la glotis llevándolo a una súbita apnea, llevando a una pronta posición fetal y paralizándolo. La ukemi intenta por un lado, inhibir este reflejo arcaico; Moro; y por otro mantener el reflejo de caer liviano y sin tenciones.

La práctica también establece un mejor control del equilibrio estático y dinámico, permitiéndole al niño mayor capacidad de adaptar su estabilidad en condiciones variadas y complejas, estableciendo un hábito que permite una mayor variedad de condiciones para su exploración motriz, perdiendo el miedo al golpe contra el suelo.

Según Barton (1977) “los niños normalmente desarrollan todas las habilidades básicas respecto del movimiento durante los años previos a la entrada en a escuela. A causa de que estas habilidades parecen desarrollarse de un modo natural, la significación de este proceso tiende a ser pasada por alto”

Como ya se dijo, el movimiento es un hecho clave en la vida cotidiana del niño, el cual tiende a permanecer en actividad física incansablemente, primordialmente mediante el juego, que constituye un instrumento elemental en la evolución ontogénica del hombre, “conforme los niños van incrementando su capacidad y disposición hacia cualquier nuevo aprendizaje, es preciso que se le ofrezcan las situaciones oportunas para explorar, experimentar y practicar, en un ambiente estimulante a nivel físico y social, (Sanchez 1984) aunque debemos tener presente que hay que enfrentar a los alumnos a problemas que sean capaces de resolver, y por lo tanto, en consonancia con sus posibilidades” (Bayer 1986:67).

El individuo que adquiere el reflejo aprendido de la ukemi, es un sujeto con mayores capacites de enfrentar problemas psicomotrices, y resolverlos de manera diferente a el resto, esto le permite experimentar un vasto caudal de experiencias, que contribuyen a una integración de aprendizajes significativos y complejos que desarrollan con mayor eficacia las dimensiones cognitivas, motoras y espirituales; de control propioceptivo, de auto confianza, de afectividad, de seguridad en si mismo y arrojo.

Claro está que un niño que carece de temor a golpearse se encuentra más relajado durante el juego o la actividad deportiva, dándole mayores y variadas motricidades, alcanzando un proceso de evolución intelectual, afectiva, social y motriz óptima, para desenvolverse adecuadamente dentro del medio que lo rodea.

Bibliografía:
BAYER, C. (1986). La enseñanza de los juegos deportivos colectivos. Hispano Europea. Barcelona.
SÁNCHEZ, F. (1984). Bases para una Didáctica para la Educación Física y el Deporte. Ed. Gymnos. Madrid
José Robles Rodríguez “Estrategia en la practica global vs. analítica en la iniciación del judo” -Revista Digital-Buenos Aires-Año 11-N° 95-Abril de 2006


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